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Correctores de pruebas

junio 18th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Tengo un amigo en una importante editorial que es un tipo discreto, gran lector (es evidente), y un escritor de carril que se gana el sueldo corrigiendo lo que escriben los demás. En sus manos recae todo el peso de una obra literaria, autores famosos y premiados confían en su mirada de cirujano antes de sacar una obra de los hornos de impresión. Si la gente supiera la cantidad de adjetivos que ha regalado y los consejos que ha tenido que dar a firmas de grandes ventas, se quedarían preplejos. Pero a él le da igual porque lo considera parte de su trabajo. Uno de los tipos más brillantes de las letras españolas usa chaqueta de hombre corriente y vuelve a casa en autobús. Nunca le pedirán un autógrafo.
Siempre he creído que el verdadero poeta es el que se guarda los versos para él, o para su entorno más íntimo, y que huye de la fama como hoguera absurda donde van a morir párrafos enteros. Mi amigo, sin publicar nada ha contribuido a las letras españolas más que catorce ferias del libro, y sin embargo no le luce porque no quiere. Yo le digo que es un torero de salón, o como un alpinista que corona una montaña pero que estima ocioso colocar una bandera. Y él me tiene dicho que en todos los oficios hay un corrector de pruebas por infalible que sea el proyecto y por importante que sea quién lo avale. Seguro que en la NASA hay un tipo que es el encargado de revisar todos los controles, el que se queda sin comer y del que depende que la misión llegue al cosmos. Una persona que comparte oficio y categoría sindical con el pasante de un despacho de abogados al que le toca llevar la agenda de los plazos que vencen, o al aprendiz de arquitecto que le corresponde revisar las sumas del maestro. En ese sentido siempre ha habido correctores de pruebas: los que trabajaron en los talleres de Leonardo y de Miguel Ángel; los que alineaban las piedras de las pirámides de Egipto; los que contando estrellas le corregían el rumbo a las carabelas de Colón.
En los oficios donde sólo hay máquinas se echa en falta al corrector, como cuando tienes un problema con una expendedora de billetes de tren. Uno reivindica el noble oficio del ventanillero que era el corrector de nuestros errores, la persona que sabía distinguir entre pasillo y ventanilla, expreso y TER. Cada vez se lleva más el billete electrónico, la banca por Internet, las entradas también por Internet y el mensaje de amor escrito en un ?sms?. Cuando se informatice del todo el proceso editorial los libros serán una catástrofe, saldrán como latas calientes del expendedor. Los correctores no son infalibles pero al menos tienen cara y ojos, son los que ocupan los últimos despachos iluminados de la ciudad. Maestros en extinción del oficio.

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El español y los siete lutos capitales

junio 4th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Le cojo prestado parte del título a Fernando Díaz-Plaja que desde su marcha a Argentina nos ha dejado huérfanos de su sociología de lo cotidiano, siempre visto desde el ángulo de un caballero de derechas con aspecto de primo de David Niven y lector de Manuel Machado. En la larga agonía de Rocío Jurado hemos vuelto a comprobar que somos un país de lutos y de penas, (la alegría se nos da tan mal como el pensamiento), todavía estaba la cantante luchando con la vida cuando unos cuervos de alas rosas indicaban cómo iba a ser el sepelio. Y como todo es contagioso, (salvo la belleza y la inteligencia), a la cantante le dieron entierro televisivo, ¿de dónde sino sale esa costumbre tan espantosa como es aplaudir a los muertos?, y menos dentro de una Iglesia. A Lady Di le lloraron en fila pero sin alharacas.
Nuestros lutos han sido siempre desmesurados cuando se ha tratado de cantantes y de toreros, (de los políticos nos hemos apiadado menos. Y los reyes últimamente se nos morían en el exilio que era su destino natural), pero hasta el momento eran elegantes silencios donde primaba lo solemne por encima del espectáculo. Hay que salvar a la familia Jurado de este horror en forma de catarsis colectiva porque cada uno tiene el derecho de honrar a sus muertos como mejor estime, no así a los maricuelas, criticardos, cuentarosas y metemoentodo, asociados y coprotagonistas de la noticia que no pueden resistir la tentación de comentar cuánto conocieron a la difunta.
Desde el punto de vista del espectáculo a Rocío le va a pasar como a Elvis o a Carlos Gardel? de los que dicen que cada día cantan mejor, porque calidad y presencia no le faltaron nunca. La latitud y el sentimiento le llevaron a cantar canción española, que es un género con mala prensa pero buenas ventas; de haber nacido en Milán habría cantado Ópera porque voz le sobraba para ser donante universal de tonos altos.
Un efecto secundario de la bata de cola es arrastrar detrás a la parentela holgazana que desluce a la artista, pero eso es inevitable. Hasta es posible que esa parentela crezca a costa del recuerdo de la Jurado y se forren contando aquello que ya nadie puede desmentir. Por lo tanto será verdad que alguien no ha muerto mientras haya otra persona que la vilipendie. Para que dejen en paz a Rocío tenía que haberse ido con Elías en el carro de fuego y no dejar rastro en este mundo. Ahora su tumba blanca en Chipiona se convertirá en lugar de peregrinación masiva. Que el gobierno destine a un destacamento de picoletos a evitar que le interrumpan el descanso eterno, (y que se cuiden de que en el grupo de vaya Antonio David).

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Esos pobres tan incómodos

mayo 28th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Definitivamente hay dos maneras de afrontar el problema de la inmigración: o construyendo tapias o interesándose por el ser humano. Las dos visiones son antagónicas, irreconciliables y sin posible acuerdo. Los hay que quiere blindar el mar y devolver los cayucos a cañonazos, (Estados Unidos ha reforzado las frontera de Méjico con orden de matar a los espaldas mojadas, Bush siempre tan práctico). Nunca antes habíamos vivido un fenómeno de racismo pasivo tan exagerado, gente que no alza su voz contra la inmigración pero que tampoco aporta su ayuda. Se piensa en los cayucos, como en la muerte, que es un problema que no le va a afectar a uno.
Mientras discutimos de qué manera se puede proteger un océano, las mafias de ilegales siguen invirtiendo en la construcción de objetos navegables donde hacinar incautos en pésimas condiciones. Y, cuando no puedan más, inventarán planeadores que dejarán caer carne de cañón sobre las costas españolas. El hambre no atiende a razones. Lo que preocupa más es el vacío de las conciencias, la falta de sentido solidario que prefiere ignorar el problema a enfrentarse a él. Ahora que somos una sociedad rica los pobres nos molestan en demasía; es como si hubiéramos olvidado nuestra condición de personas para convertirnos en huraños personajillos tan sólo preocupados por ver la señal del Mundial de Alemania.
La estadística nos cuenta que antes de darle la vuelta a esta hoja cientos de personas habrán muerto de hambre en África. Usted puede elegir entre pasar a otras páginas más amables o seguir leyendo e implicarse en lo que pueda. El cayuco es, (además de una nave negrera e inmunda), la botella con mensaje que llega a nuestras costas. No sé cuántas más harán falta para que tomemos conciencia de que no podemos dejar que África muera de hambre y sed. Tan anestesiados no podemos estar.
La sociedad se divide entre los que se conforman con una tapia más alta, sin atender a los gritos que llegan desde la otra parte, y los que están dispuestos a preocuparse por la desventura de sus semejantes. Entre ellos la labor extraordinaria de Cáritas, de Médicos sin Fronteras, y de otras organizaciones no gubernamentales que cubren las carencias de la diplomacia internacional. A los que atienden niños en el Sahara, o curan heridos en el vientre de África, nunca les darán un premio como el de Fernando Alonso. Será porque para ellos ganar una carrera no es quemar gasolina sino comer esta noche. Ya pueden levantar muros, sirgas tridimensionales, llevar a la Armada o lanzar satélites. Sabemos que no es la forma de acabar con el problema; el hambre mueve montañas.

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El código del pecado

mayo 21st, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Si para los musulmanes el peligro está en dibujar al profeta, para los cristianos el mal casi siempre viene de las pantallas de cine. A los dos les molesta la iconografía porque a las religiones les molesta que les hagan la competencia. El cine es la versión más desarrollada de hacer dibujos en la arena del desierto, un invento de occidente para tener ocupada la tarde del domingo. En buena parte de las salas de exhibición españolas se proyecta ?El código Da Vinci?, una película que se estrena con la mayor campaña de publicidad posible. El Opus y la rama más dura de la iglesia católica se han encargado de hacerle promoción al film de Tom Hanks, que como tal dicen que es flojita tirando a rollo pestiño. Quizá no hayan valorado que con su reacción le están haciendo el mejor de los marketing.
De vez en cuando nos hace falta tirar a la hoguera algún libro, alguna película o tal vez una bruja. El colectivo se enciende cuando hay un enemigo común y el cine está cargado de peligros para el alma, (en el caso de que uno crea en ella y también esté dispuesto a dejarse manipular). Pero ?El código Da Vinci? se trata de una película, nada más, y no puede ser tomada como argumento teológico porque es ficción. Pero los devotos flagelados de rodillas en la puerta de los cines le dan al estreno categoría de pecado universal, lo mismo pasó con la película de Godard ?Je vous salue, Marie? cuando las niñas de colegio de monjas evitaban pasar bajo la marquesina donde se proyectaba el maligno.
Mientras discutamos sobre los símbolos y no sobre las ideas seguiremos siendo una sociedad medieval de curas bravucones, y beatas temblorosas. La razón tiene mala prensa, se llega más lejos con una consigna que con una idea. No calcularon bien los Lumière el efecto social que iba a tener su invento que consistía en recuperar las imágenes cotidianas para proyectarlas sobre una sábana. A efectos de maduración intelectual seguimos dentro de la cueva de Platón, asustados por las sombras que vemos proyectadas del exterior.
La religión tomada con un factor excluyente es algo muy cansado para convivir ella, y más cuando nos quieren salvar el alma a toda costa. Como sigan enviando al infierno a todos los que piensen diferente no va a haber sitio, en un lado los tibios, en otro los cinéfilos y así hasta completar la lista de los descastados. El pecado entendido como mochilla llena de cantos de río es una pesadez histórica de la que guardamos triste memoria. Los pastorcillos que eran los elegidos para las apariciones angelicales están más preocupados en ver el fútbol del mundial. Y, el cine es un sueño, un arte, una mentira dulce, nunca un castigo.

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En defensa de la flamenca y el toro

mayo 7th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

El consejero de Turismo del gobierno catalán, Josep Huget, aspira a quitar los recuerdos ?typical spanish? de Las Ramblas. Si tiene que crear un cuerpo de inspectores de tiendas de recuerdos, lo hará. Huget quiere eliminar al torito con banderillas españolas y a la gitana con la cara de Lola Flores; siempre y cuando Carod Rovira no se dé con el gobierno catalán y descabalgue a Huget de cornada por el corvejón. Veremos quién es más rápido.
La única justificación que le ampara al consejero catalán sería velar por el buen gusto de los turistas, pero si los va a sustituir por una muñeca con bigote benemérito, (el de Carod) y por un burro semental, apañados vamos. En todo caso habría que pedirle al consejero que si va a dar lecciones de estética nos muestre fotos de su casa. Igual no estaríamos de acuerdo con muchos de los objetos que podamos ver. La Operación Malaya nos ha sorprendido con objetos imposibles en casas de personas con mucho poder y recursos, (el buen gusto no va acompañado por el dinero, todavía hay mucho tapiz con ciervos bebiendo en el lago que son al buen gusto lo que Fernando Alonso a los límites de velocidad). Y, si se pone a prohibir todo lo que recuerde a España, tendrá que suprimir las actuaciones de Isabel Pantoja, los discos de Manolo Escobar y la tortilla española, por una cuestión de huevos. Ver actuaciones de la tuna de Barcelona, en la clandestinidad, va a ser muy divertido. Clavelitos contiene un mensaje españolista que no se puede resistir.
Asusta que una chorrada de tal calibre tenga altura de debate político y se pueda tomar en serio. Olvida el consejero que el turista suele comprar aquello que más le gusta, no obra con sentido de zaherir a la sensibilidad de un gobierno. Por lo tanto, si los puestos de Las Ramblas tienen toritos y flamencas será porque el público las demanda pagando su justo precio que en ocasiones se eleva por encima de lo justo.
Además, si hubiera dejado pasar unos años se habría impuesto la lógica comercial: las nuevas televisiones de pantalla plana no tienen espacio para colocar a la flamenca encima, por lo tanto acabarán con ellas salvo que se reconviertan en pegatinas. Los recuerdos típicos son un espanto para la vista pero tienen el encanto del valor añadido, como esos sombreros mejicanos que no caben en el avión de vuelta, o la góndola veneciana o las espadas de Toledo. Productos todos que pasan a la categoría de VG (Vigilados por Huget); antes de salir de Mallorca repase el listado por si también están las ensaimadas. A algunos la primavera les sienta fatal.

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En defensa de la flamenca y el toro

mayo 7th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

El consejero de Turismo del gobierno catalán, Josep Huget, aspira a quitar los recuerdos ?typical spanish? de Las Ramblas. Si tiene que crear un cuerpo de inspectores de tiendas de recuerdos, lo hará. Huget quiere eliminar al torito con banderillas españolas y a la gitana con la cara de Lola Flores; siempre y cuando Carod Rovira no se dé con el gobierno catalán y descabalgue a Huget de cornada por el corvejón. Veremos quién es más rápido.
La única justificación que le ampara al consejero catalán sería velar por el buen gusto de los turistas, pero si los va a sustituir por una muñeca con bigote benemérito, (el de Carod) y por un burro semental, apañados vamos. En todo caso habría que pedirle al consejero que si va a dar lecciones de estética nos muestre fotos de su casa. Igual no estaríamos de acuerdo con muchos de los objetos que podamos ver. La Operación Malaya nos ha sorprendido con objetos imposibles en casas de personas con mucho poder y recursos, (el buen gusto no va acompañado por el dinero, todavía hay mucho tapiz con ciervos bebiendo en el lago que son al buen gusto lo que Fernando Alonso a los límites de velocidad). Y, si se pone a prohibir todo lo que recuerde a España, tendrá que suprimir las actuaciones de Isabel Pantoja, los discos de Manolo Escobar y la tortilla española, por una cuestión de huevos. Ver actuaciones de la tuna de Barcelona, en la clandestinidad, va a ser muy divertido. Clavelitos contiene un mensaje españolista que no se puede resistir.
Asusta que una chorrada de tal calibre tenga altura de debate político y se pueda tomar en serio. Olvida el consejero que el turista suele comprar aquello que más le gusta, no obra con sentido de zaherir a la sensibilidad de un gobierno. Por lo tanto, si los puestos de Las Ramblas tienen toritos y flamencas será porque el público las demanda pagando su justo precio que en ocasiones se eleva por encima de lo justo.
Además, si hubiera dejado pasar unos años se habría impuesto la lógica comercial: las nuevas televisiones de pantalla plana no tienen espacio para colocar a la flamenca encima, por lo tanto acabarán con ellas salvo que se reconviertan en pegatinas. Los recuerdos típicos son un espanto para la vista pero tienen el encanto del valor añadido, como esos sombreros mejicanos que no caben en el avión de vuelta, o la góndola veneciana o las espadas de Toledo. Productos todos que pasan a la categoría de VG (Vigilados por Huget); antes de salir de Mallorca repase el listado por si también están las ensaimadas. A algunos la primavera les sienta fatal.

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El precio infame de la gasolina

abril 30th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Teniendo en cuenta el precio que está alcanzando la gasolina igual Abundio no iba tan mal encaminado, me refiero a ese futurólogo que hace años y previendo la crisis del petróleo decidió vender el coche para pagar la gasolina. Según cuentan, Abundio es anterior a la gran crisis de 1972 cuando los jeques del petróleo decidieron ser alguien en este mundo. Desde entonces hasta la fecha, cada vez que usted reposta combustible el jeque se forra aunque esté durmiendo la siesta. No sólo él, ya se sabe que detrás de un jeque inteligente hay una Hacienda que se lucra con los impuestos añadidos.
Lo cierto es que el barril de petróleo Brent, (el crudo de referencia en Europa), el viernes cerró a 72.02 dólares en Londres. No hace falta ser alumno de Samuelson para darse cuenta de que la gasolina subirá otra vez. Según información publicada ayer en estas mismas páginas, llenar el depósito de gasolina es 7.15 euros más caro que hace un año, o lo que es lo mismo cada vez somos más pobres. Si el problema fuera el deseo irrefrenable de riqueza de los países exportadores de petróleo allá ellos, pero resulta que una política agresiva de Estados Unidos con oriente próximo nos está jorobando a los que vivimos aquí. La gran trampa del capitalismo del siglo XX, (y que se prolongará hasta que no demos con otras fuentes de energía), es que vivimos para pagar un precio por nuestro rescate que es la gasolina. Sin ella no se mueven las personas, ni los productos, ni son rentables los negocios.
Por eso no es extraña la preocupación de los taxistas, de los transportistas, de aquellos que cada mañana tenemos que desplazarnos para llegar a nuestro puesto de trabajo, (todos salvo el jeque del turbante que no ha trabajado en su puñetera vida). Además, las amenazas de Bush al régimen de Teherán y la respuesta cuchufleta de su iluminado presidente, nos indican que igual dentro de un año hasta nos parecerá barato lo que estamos pagando ahora.
De seguir en esa espiral de consumo que consiste en ser más dependientes del petróleo cada día, es posible que nuestra economía se vuelva intransitable y se ahogue. Si los profesionales repercuten la subida de los carburantes en sus productos, las lechugas se convertirán en objeto de lujo. Hay otras energías y lo extraño es por qué no se han investigado más, por qué el símbolo del poder en la sociedad occidental es tener un coche que consuma mucho. En el ?negocio? de nuestra pobreza hay gente a los que les va bien. Aunque resulte duro decirlo nuestra miseria es un negocio, por eso cada día es más cara la gasolina

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Cocineros de nichos y otras locuras

abril 23rd, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

A Arguiñano le han salido unos competidores de muy mal gusto, me refiero a esos tipos que han levantado una tumba en Perelada (Girona), para hacerse un caldito con huesos de difunta. Macabro, asqueroso y repulsivo al mismo tiempo, hasta que no aclaren lo que han hecho con el líquido cocinado habrá que rogar a la población que se abstengan de beber a morro en los botijos. Noticia que podemos unir a otra que se produjo a principios de semana: un joven desenterró los restos del abuelo para llevarlos a casa.
Definitivamente estamos locos y lo que es peor: afecta a las tradiciones, hasta hace poco a nadie se le hubiera ocurrido sacar al abuelito de paseo saltando la tapia del cementerio. De tan extraños comportamientos se le podría echar la culpa a la capa de ozono pero es muy posible que también sea la alimentación y algunos fosfatos que vienen con las verduras. Ni a Allan Poe se le habría ocurrido una escena tan macabra donde los gusanos giran en la cuchara como si fueran estrellitas de la sopa, (Poe recrea un episodio parecido en ?El hundimiento de la casa Usher?: ?apartamos un poco la tapa del féretro, que no estaba aún atornillada y miramos la cara del cadáver (?) esa sonrisa equívoca y morosa que es tan terrible en la muerte?). Lamento que este comentario le estropee el vermouth del aperitivo.
Un loco al volante es capaz de provocar un accidente, y un loco en un cementerio una barbaridad ya sea con fines gastronómicos o para cumplir con un rito satánico. En el fondo también pudiera ser un llamamiento de las autoridades para evitar que atasquemos los camposantos, sólo la cremación asegura que nunca vendrán a molestarnos. Incluso si los antiguos faraones hubieran sabido que terminarían en museos de antropología, tal vez hubiera preferido ser consumidos por las llamas.
La paz eterna estaba muy bien hasta que llegaron los tiempos de especulación y allí dónde reposan cien muertos se pueden forrar mil vivos, construyendo pisos que es la mejor manera de ver crecer el oro. Nadie lo dice de manera explícita pero llegará un momento en el que nos paguen una recompensa si juramos querer acabar en una urna reducida. Los muertos en polvo son poca cosa y mucho más llevaderos, salvo el difunto marido de Sara Montiel que durante años estuvo esparciendo las cenizas por cuántas costas de la exclusiva se prestaran al juego. Hoy es el día del libro, no de los difuntos, pero la crónica del cementerio de Perelada es el mejor relato de terror de los últimos tiempos. Además, aquí somos muy dados al humor negro, por lo tanto no extrañe si aparece alguien diciendo que a la difunta nunca le gustó la sopa.

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?Bollymanca? meca del cine

abril 16th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Hace tiempo que en la India ruedan películas bajo el cacofónico nombre de cine de ?Bollywood?, por el momento no son de una calidad para ser recordadas pero sí es digno de señalar la enorme producción, por metros de celuloide que no quede, le podrían dar la vuelta al mundo varias veces con cintas que no serían de recibo en un cursillo de cine por correspondencia. El cine indio copia la estética del cine americano de los años cincuenta: amor, lujo y muchos bailarines que bajan por la escalera, algunos con tanta pluma que les haría sospechosos de estar contaminados por la gripe aviaria. No hay una gota de arte y ensayo, ni de cuestionamiento de guión, ni de estudio de los personajes. Es cine de disfrute inmediato, comedias de amor y pipas, historias breves donde todos eran buenos y los malos iban de negro montados en un caballo cojo. Un poco rollo realmente, un cursilandia en pantalla grande con muchas sedas salvajes y galanes con bigote a lo Aznar pegado con cinta aislante.
Una comisión de ?Bollywood? ha estado en Salamanca para ?localizar exteriores?, (que es el término técnico para encontrar posibles lugares donde rodar secuencias). Les han gustado las casitas de colores de Peñasolana y especialmente la catedral. Ha sido ver Salamanca en primavera y por su imaginación se han cruzado innumerables guiones de comedias y musicales. De manera velada han dejado caer que los permisos laborales para rodar en España son muy estrictos; afortunadamente amigo, ¿A ver cómo se consigue producir en la India mogollón de películas en tan breve espacio de tiempo si no es a costa de explotar a sus trabajadores? Esa es la parte de cartón piedra que tiene el cine de ?Bollywood? pero que nos ocultan con las luces y el maquillaje. Cuando no se persigue la calidad sino que se ansía la cantidad se llega a estos niveles de producción masiva.
Nada que ver con los trabajos de Milos Forman, dedicado a la figura de Goya, o Menno Meyers centrado en aquel español espigado que toreaba de capote con la elegancia de un junco, Manolete. Bien está que el cine sea la fábrica de sueños pero sería discutible que los sueños se puedan fabricar por encargo como el que compone una receta magistral con un poco de aquí y algo de allá. Pero a tenor del amplio público que sigue al cine indio es posible que los demás estemos equivocados, aunque a algunos nos resulte imposible emular al cine de los cincuenta sin el talento de aquellos directores, actores y guionistas. Claro que más difícil era imitar el flamenco en oriente y ahora se dan veladas en Tokio que erizarían los pelos de Camarón.
?Bollywood?, capital Salamanca, es posible. Todo suena a Cole Porter.

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Con Bono acaba el aniversario de El Quijote

abril 9th, 2006 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

SI tienen opción háganse con una copia escrita, o en vídeo, de la despedida de José Bono en el Consejo de Ministros, fue magistral. Los que le critican no entienden que Bono es un secundario de la novela del Capitán Alatriste, un personaje cervantino que ha llegado de manera inexplicable a la era digital donde el honor es una mercancía que se vende al peso y en la que pocos confían. Nunca nadie había conseguido cargar de emoción la aséptica sala de La Moncloa donde se expresan los acuerdos tomados en la reunión anterior. En la despedida de Bono hay verso, sentimiento, referencias históricas, bíblicas y personales, ¿quién da más?
El político es un actor al que le toca representar un papel colectivo, y en su final de Ópera italiana el aún ministro de Defensa estuvo sublime. Nunca hasta el viernes un alto cargo había dejado su cargo de una manera tan lírica, ni Alfonso Guerra pudo hacerlo en su día (aunque ahora lo haga en la segunda parte de sus memorias). Sólo se escuchó un tímido aplauso en la despedida de Bono, quizá porque los demás comprendimos que no era sólo el final de una obra de teatro; detrás de su intervención no había sed de fama sino amor a España (sólo desde el discurso castellano y religioso que construyó en la sala del Consejo de Ministros se puede entender España). Era fácil notar la emoción, por aquellas palabras se paseaban desde El Gran Capitán al almirante Cervera que hundió su escuadra en Santiago de Cuba, antes de entregarla a los norteamericanos. Pero también sonaba a Pi i Maragall, a Cortes de Cádiz, a Unamuno, a Azaña, (a Siglo de Oro), a Pedro Antonio de Alarcón, Jovellanos y Cadalso; a aquellos primeros discursos de Suárez, pero también a la grandeza de quien piensa que la palabra es el máximo tesoro que tiene un hombre. Porque también había letra de enamorado.

En su toma de posesión hubo artistas, cantantes, políticos y cardenales. El viernes se marcó una despedida de final de Cuaresma que sonaba a pregón de Semana Santa. Incluso con el detalle cinematográfico de su hija de cinco años cuando en Reyes le pidió: “Mi mejor regalo es que dejes la política”. Si quieren más detalles cinematográficos en su mirada y en la de Fernández de la Vega está el “siempre no quedará París”.

El viernes José Bono se marchó para dedicarse a su familia y a los caballos. Estuvo sublime, cuando la política se encalla da gusto escuchar a un señor. En el futuro serán otros los que tengan que escribir la historia de España. José Bono se convierte en retrato por decisión propia. Un hombre que se equivocó de siglo pero acertó con las palabras, un español jacobino, casi una especie en peligro de extinción.

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