El ruido natural
abril 20th, 2009 - General - 7 ComentariosSorprende que Beatriz Corredor, ministra de Vivienda, haya acordado que las casas que se construyan a partir de ahora tengan un notable aislamiento acústico. Dice la ministra que lo hace para que no se escuchen los tacones de la vecina, la tele del piso de al lado, la maquinaria del ascensor o el “ruido de la calle”. Un momento, perdón: sin ruido de la calle no se puede vivir.
Convertir la vivienda en un lugar aséptico, monacal, no está al alcance de cualquiera. ¡Le va a decir usted a los vecinos que prescindan del cotilleo natural de saber cuántas veces lo hacen los demás, cómo va el curso de piano de Conchita, o hay que ver cómo le jode al del 3ºB cada vez que marca un gol el Madrid!
Decía Sabina que “una casa sin tí es una oficina”, por lo tanto el concepto básico de hogar está en función de los ruidos que percibimos. Piense la ministra que en Austria los vecinos no escucharon nada y un hijo de puta tuvo retenida durante años a una de sus hijas con las que tuvo descendencia.
Cuando las ventanas eran de madera se escuchaba a través de ellas el serial de la radio, y el tricotrán de la máquina de coser, y llegaban los goles por el hueco del patio de luces para luego perderse tejado arriba.
No estoy tan convencido de que un hogar sin ruido sea un hogar. ¿Para quién maullarán los gatos?, ¿Qué tendrá que hacer Romeo para despertar a Julieta?, ¿Los vendedores ambulantes harán señales con banderas?
Así que me perdonen mis vecinos cuando ronco pero lo hago sin maldad, sólo para que me responda Beatriz Corredor que dicho sea de paso es una señora estupenda, (lo que no sé es por qué no le ponen en el cargo Ministra de la Vivienda y de Plazas de Garaje; así lo entenderíamos mejor).
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