La muerte a cámara lenta

marzo 23rd, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Seamos sinceros: no hay ética, esto es televisión. Y el que esté libre de pecado que tire el primer mando a distancia, o renuncie a su tertulia favorita. Jade Goody se tomó en serio su categoría de “gran hermana” y narró hasta la última gota de “share” el final agónico de un cáncer abrasivo que le derrumbó mientras de su cuerpo salían los títulos de crédito camino del más allá. Justo lo que siempre había querido, tan cierto como duro. Quiso que la fama le acompañara hasta el final y su deseo se ha cumplido porque el morbo da tanta audiencia como para que los mismos que ahora lloran su muerte en su día se rieran de ella como un juguete roto. Hizo todo lo que pudo para vengarse de la condición de patito feo que le habían puesto en el concurso y su agonía final ha tenido el dramatismo que sólo sabían crear las grandes del cine negro. Vivió como una “cualquiera” pero murió como un cisne, y lo que es mejor sin saber quién era Tchaikovsky.

Goody ha muerto pero se los ha llevado por delante, a ese ejército de fariseos que se escandalizan por las audiencias que da una moribunda, y que no renuncian a poner publicidad entre sesión de quimioterapia y traslado en ambulancia. Querían cuota de pantalla, buscaban acumular audiencia y lo han conseguido. No es que el sistema sea perverso, es que igual no habíamos querido ver que era así, a mayor dolor más ingresos. Parodiando a Gila: “¡me habéis matado a una hija… pero la cantidad de pastillas para adelgazar que he vendido!”.

Otros venden la entrepierna, el corazón o mercadean con las noticias de manera lacrimógena; en cambio Jade Goody lo hizo con su enfermedad. Lo que acongoja es que quizá no todo el mundo tendrá un ligue con famoso, o se sentará en el consejo de administración de una entidad financiera, pero sí todos vamos a pasar por el hoyo. De ahí que la muerte de Goody haya provocado unas declaraciones oficiales de Gordon Brown. Si no hubiera sido por el concurso nadie habría escrito una sola línea de ella, pero todo le cambió cuando se encumbró como una “slumdog millonaire”.

Admitamos que si en lugar de caer enferma se hubiera recuperado ese milagro no habría tenido tanta audiencia. Es la tragedia, el morbo, el dolor y la muerte la que le han encumbrado.
No estaría mal colocar este cartel en los autobuses de la City: “probablemente la televisión no exista, haz de tu capa un sayo”.

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Los indios de Serrano

marzo 23rd, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

A la altura del cruce con Hermanos Bécquer, justo donde está la embajada de los “estates”, a la calle Serrano le han cambiado el nombre por la calle de Mecachis. Es lo menos que dicen los conductores que olvidan las obras y se ven atrapados en carriles de singular trazado en los que hacen su peculiar slalom los autobuses de la EMT transformados en vehículos del París-Dákar. Pero una vez asimilado que al conductor madrileño se le da por saco cada legislatura, (sólo es cuestión de acostumbrarse al traqueteo), lo notorio está en las molestias que se proyectan en los peatones. Esto es nuevo.

Gracias a las verjas metálicas y a los pasadizos sobre las aceras podemos ver a una fila de transeúntes que camina de uno en fondo, tropezándose, a empellones los unos contra los otros, y soportando el paso en dirección contraria de otras personas que llevan el rumbo opuesto.
Gracias a las obras de remodelación de la calle Serrano el Ayuntamiento de Madrid ha creado “la reserva de indios de Serrano”. Cuando acaben las excavadoras y desmonten el tinglado, (que paga Zapatero en función de ese programa de ayuda a los municipios), quedarán menos indios tal y como es previsible.

Cuando Washington negocia con los sioux nueve tratados para llevarlos a las reservas ya se habían producido muchas bajas. Eso ocurrió en el año 1865, así que imaginen lo que puede pasar en el 2009 con los tobillos de los madrileños. Sabido es que dos obras de este alcalde equivalen a una carga de los mamelucos a caballo, de ahí su poder devastador.

Para evitar sustos se recomienda caminar de manera ordenada y se desaconseja, vivamente, pasar con carritos de niños y el tránsito de personas gruesas que pudieran quedar atrapadas para siempre en el laberinto. Y, recuerde: los indios molaban mucho pero palmaban siempre.

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Se busca chica descuartizada

marzo 22nd, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Los asesinos de Marta del Castillo no están dispuestos a soltar la mano del mango del puñal, se resisten a contar la verdad como si al sacar hacia atrás el arma homicida la sangre de la víctima les salpicara de culpa en su cara de alimañas asustadas. Estos tipos no tienen ni una gota de piedad en sus venas de canallas.
El asesinato de la joven fue una crueldad pero la prolongación de su agonía, (y por consiguiente la de su familia), es de una maldad infinita. Los ogros también existen y no tienen por qué ser personajes de cuentos, ni personas mayores. “El Cuco” y Miguel son lo peor de su especie, además saben que el juez les puede castigar a muy poco por el crimen cometido, de ahí su impunidad descarada que les lleva a no temer y al vacile con los jueces. Pertenecen a ese grupo de los que creen que la Ley es un espacio escrito que va con todo el mundo menos con ellos, y por eso se saltan los controles de velocidad, los pasos de cebra, las buenas costumbres y el respeto por la vida humana. Estos tipejos son el producto altamente desarrollado de variopintos y fracasados planes de educación en España, y de paso representan el desastre paternal reflejado en la dejadez del deber de custodia, ejemplo y enseñanza. Matones de barrio, chulos consentidos por la familia, hijos del crimen, sabedores de que la pena que les puede caer será un chiste pero su fama en prisión les llevará por el camino que ellos buscaban. Dentro de sus conciencias matar a una chica después de haberla violado es un acto corriente que no les provoca quebradero de cabeza, hasta les debió parecer divertido. ¿Por qué iba a parecerles algo malo?, ellos no tuvieron a Marta por alguien de su especie, de igual manera la podían haber emparedado o vendido a unos nómadas del desierto para que la canjearan por telas en un oasis de Libia. Les daba igual porque estos tipos son bobos por fuera y están huecos de humanidad por dentro. Valen lo que cuesta la etiqueta del chándal que llevan puesto; nada.
Lo importante es encontrar el cuerpo para que la familia cumpla el luto y deje de martirizarse cada vez que estos jóvenes cambian la declaración. Metidos en plena cuaresma y la imagen de las palas excavadoras removiendo la basura en el vertedero de Alcalá de Guadaira se asemeja a la de los pasos sevillanos que caminan con lentitud por la calle Sierpes. Cambien el sonido de los tambores por los golpes del tubo de escape y hallarán una atmósfera parecida a la de una procesión. Cambien al “ecce homo” por los restos del cuerpo de una chica joven y entonces se entenderá la “cuaresma” que vive la familia de Marta. No huele a azahar, ni a incienso, sino a basura pútrida que emite gases tóxicos. Malditos cabrones.

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La maja muy desnuda

marzo 16th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

No es necesario viajar hasta Ibiza para encontrar el punto más libérrimo de España que está, sin duda, en la Puerta del Sol de Madrid. Kilómetro cero-pelotero. Allí donde un día se abrió el balcón a la II República hoy se puede desnudar un activista contra la caza de focas a granel y con total impunidad. Bermejo, el ministro abatido, acuñó el término “hecho cinegético” que bien podría aplicarse a estos desnudos como “el hecho en porretas” que se define por quitarse la ropa para denunciar que a las focas las cazan de manera inmisericorde con unos ganchos oxidados. Una vez abierta esa manera de protesta, y metidos en la primavera, podríamos ver otros casos semejantes de pieles rojas, teñidas de una sangre artificial que da muy bien en fotos.
Así que el primer domingo en el que hizo calorcete un grupo de “Equanimal” decidió elevar la temperatura de los viandantes con “el hecho en porretas” que hace unos años hubiera sido catalogado como escándalo público, (más bien “escándalo púbico” para las delicias de Luís Escobar en “La Escopeta Nacional”, tan aficionado el marqués de las Marismas al pelo natural). El valor de la protesta hubiera sido mayor en plena nevada, pero desde que Magdalena Álvarez visitó Siberia aquí cambió el tiempo por llevar la contraria. Pero el escándalo no viene de la piel desnuda que es poesía en sí misma sino por la matanza de animales; despellejar a un ser vivo para extraerle su abrigo debería estar penado con cientos de latigazos.
Cuentan que hasta el oso rampante giró sus ojitos hacia los nudistas porque en el mirar hay, además de denuncia, alegría del alma y gozo de la carne. Sol es tan libérrima que caben hasta protestas para que detengan masacres. Sólo faltó el sastre de Camps pero como le recibía en el Ritz no creo que tenga noción de dónde está la plaza. Además, un sastre en una concentración nudista es tan prescindible como Ortega Cano en una inauguración, (¿A que sí, Maria Dolores?). Ortega, mira quién habla.
“El hecho en porretas” impide que la policía solicite la documentación, sería otro gesto inútil: la maja desnuda no usaba DNI.

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Hasta el puro era falso

marzo 15th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

La cuerda de delincuentes que montó un entramado empresarial y de latrocinio alrededor del Partido Popular ha tocado fondo con la ficha policial de Francisco Correa después de cantar ante Garzón. Esa foto es el final de un ciclo, si fuera un óleo diríamos que era el último representante de una dinastía. Ahí termina una horterada que tuvo como mayor punto de gloria una tarde en El Escorial en la boda de Ana Aznar, todos juntos y tan felices porque se podían codear con las altas magistraturas del Estado y con modelos de las que siguen la Fórmula 1. La trama de presuntos había caído en todos los pecados de los nuevos ricos: trajes caros, puros con dos vitolas y zapatos a los que sacan brillo dos veces con paños de terciopelo. También les dio por los coches caros porque la diferencia entre un macarra y un “don nadie” es el sonido de la puerta del automóvil cuando la cierra el aparcacoches de un restaurante de postín. De ahí que Correa le regalara un Jaguar a Jesús Sepúlveda cuando era amigo de Aznar y amante esposo de Ana Mato, (ahora destacada como la muda de la ejecutiva del Partido Popular; no se le conoce intervención). Una vez más se desmonta una trama por las ganas de figurar de sus integrantes. Correa y Asociados Ltd, no han podido resistir la tentación por el lujo que padecía el personaje de Javier Bardem en “Huevos de Oro”, cuando sentenciaba: “¡Dos cojones, dos rolex!”, mientras enseñaba las muñecas con dos relojes de oro que al mirarlos hacían daño la vista. Decía Einstein que sólo hay dos cosas que no tienen límite: el Universo y la estupidez humana, y eso que el científico no conoció a estos personajes de la sociedad española. En cuanto pueden se compran un barco y le ponen de nombre “Libertad” como en la canción de Perales. Veremos dónde termina este asunto de trajes, gominas y amiguetes aventajados. Al margen del trabajo de los jueces a éstos debería caerles una condena por horteras de bolera, por señoritos del hambre, por pinchaúvas y revienta carteras. Una condena ejemplar que sirviera para que otros no osaran mancillar el buen nombre de un emperador de España, Felipe II, caminando ufanos con un puro por las galerías de El Escorial. Tenga usted algo más de decoro en sus comportamientos y no irrumpa en la casa de un emperador con modales de cochero, (por eso les pierden los automóviles caros porque en el fondo sienten complejo de botones Sacarino). Terminará demostrándose que hasta el puro era falso, por lo tanto menos humos. Ahora bien, cuando embarguen las propiedades de todos los delincuentes que nos rodean el PIB se irá a pique porque la corrupción es la otra manera de hacer caja en España. El abecedario de la economía sumergida empieza por la letra B.

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Alto voltaje en la Asamblea

marzo 12th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Ya se puede poner las pilas José Bono porque a sus “matinées” del Congreso le ha salido una atractiva competencia en la Asamblea de Madrid. Lástima que la comisión de investigación de los espías no tenga partido de vuelta porque habríamos podido asistir a escenas parecidas a las que se vivieron en el estadio del Celtic de Glasgow cuando lo visitó el Atlético de Madrid el 10 de abril de 1974. Mutatis mutandis ayer el consejero Granados hizo las funciones de Panadero Díaz, (que por cierto acabó expulsado por lo sobrado que estuvo); hasta la presidenta Rosa Posada tuvo momentos de “caserismo” manifiesto igual que el árbitro turco Dagan Babacan. Y eso que hasta ayer la presidenta podía haber pasado por un anuncio del Museo de Cera.
Francisco Granados tenía enfrente a una oposición rocosa que lejos de amilanarse le plantó cara en su mismo tono cheli, en ese “¡amos anda!” que es tan propio de los finales de acto en las zarzuelas que acaban en “chimpún”. Maru Menéndez e Inés Sabanés no le cogieron de la pechera porque había cámaras delante, pero una discusión como la de ayer suele acabar necesariamente en la calle: bien a empellones y unos guardias, o con un vermouth y unos berberechos tan ricamente. Una vez perdida la fe en la oratoria nos queda la confianza en el espectáculo y allí estaba Granados con quince pruebas documentales entre ellas las fotos que hacen las supuestas cámaras de espías y que en realidad cubren los actos oficiales del gobierno de Madrid. Pero ni al PSOE, ni a Izquierda Unida le convencían las pruebas, y de nuevo bronca entre escaños; urge en la Asamblea un pianista que toque fuerte en los momentos complicados.
El PP le ha echado el cierre a la investigación igual que se hace con la puerta santa de Santiago en el año Jacobeo: un ladrillo encima de otro hasta no dejar que pase la luz. Ha sido una lástima que no compareciera el aludido ex consejero de Justicia, Alfredo Prada al que Granados le pasó el marrón de no haber dicho la verdad “punto por punto”. O el dibujante Ibáñez por las continuas referencias, (casi homenaje), a un clásico español del espionaje como es el agente Mortadelo.
Termina la comisión que deja algunas perlas, por ejemplo la consagración de portavoz “Ninja” de David Pérez (PP), las devuelve todas como en las películas de Bruce Lee. Luego está la capacidad de Maru Menéndez para poner nerviosos a los comparecientes y la perseverancia de Inés Sabanés para evitar que se vayan por los campos de Úbeda. También es verdad que nos hemos quedado sin ver la colección completa de chaquetas con reverso de colores de Juan Soler, o saber qué hacía José Cepeda además de observar con detalle desde su altura privilegiada.
El libreto de la sesión tuvo momentos parecidos a la zarzuela de “La del soto del parral”, mitad espectáculo y mitad lío coral. Le puede costar mucho esfuerzo superar ese argumento político-cañí a Albert Boadella en sus recién estrenados teatros del Canal. Cuando los de “Cuéntame” lleguen al año 2009 tendrán que añadir escenas de la comisión, en ausencia de Alfredo Landa Javier Bardem podría hacer el papel de cualquiera de los comparecientes.

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Madrid 7.38 am

marzo 11th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Madrid lo aguanta todo, cinco años después el paisaje en las estaciones de Santa Eugenia, El Pozo y Atocha no guarda huellas de la catástrofe del 11-M, tan sólo hay unas flores frescas recién atadas a las verjas que dan a las vías, un recuerdo por las almas perdidas en la calle Téllez. Justo a la altura donde aquella mañana los bomberos tuvieron que derribar los muros para sacar heridos ahora hay un parque infantil de columpios coloridos, una estampa muy alejada de lo que allí mismo ocurrió. Cinco años después los trenes parten con idéntica puntualidad de Alcalá de Henares destino Madrid-Atocha para recorrer la misma vía en la que descarrilaron 191 vidas y resultaron heridas otras mil quinientas personas según los cálculos oficiales. El trayecto dura cuarenta minutos pero es conocido que algunos no acabaron de hacerlo nunca. Hoy en los trenes de cercanías que se dirigen a Madrid desde el corredor del Henares se escuchan conversaciones en varios idiomas, en esa pequeña torre de Babel llena de trabajadores sin corbata se habla a través del teléfono móvil y conseguir un asiento es un triunfo; hay veces que se llenan hasta las escaleras que dan acceso al piso superior. Los viajeros se observan sin detener la mirada mucho tiempo en un mismo punto, en el vagón se mira sin sacar conclusiones; se guarda silencio como si estuvieran en una biblioteca ambulante que pasa por los pueblos. La calma será cosa del sueño, o quizá del traqueteo de mecedora que dan los saltos de las vías que aflojan los cuellos de un lado a otro hasta parecer que las cabezas se sostienen por un muelle. Una calma que se rompe cuando la voz grabada pregona la inminente llegada a una nueva parada, por los paneles se anuncian el destino y la temperatura exterior, dentro esa languidez de invernadero. Hay quién prefiere no recordar lo que ocurrió hace cinco años porque no se ha quitado el miedo, ni ha podido digerir las imágenes de la tragedia mil veces repetidas. Sólo en el cine los buenos mueren a cámara lenta y con banda sonora porque en la realidad no da tiempo a hacer una última llamada, de repente se apaga el día y punto. Nelson, un ecuatoriano de mediana edad, hace cinco años aún estaba en su país pero sabía que sus hijos usaban esta línea para ir al trabajo. Él no conoció la dimensión exacta de los atentados pero hasta Ecuador llegaban las noticias inquietantes del rescate de las víctimas, tiempo después se vino a Coslada a cuidar los nietos. En la estación de Santa Eugenia Amelia espera en el andén, está sola, cuando se quita las gafas se le nublan los ojos al recordar que aquella maldita mañana a Miguel Ángel, su sobrino, la explosión le dejó sordo pero vivo. Llegado un momento sus oídos decidieron dejar de escuchar lamentos y cerraron sus puertas al espanto para siempre. El hall de Santa Eugenia es pequeño, para acceder a la vía que conduce a Madrid hay que subir una escalera estrecha que termina en un punto de luz y en un viento seco y frío. Allí también espera Julián que es taxista y que recuerda como esa mañana estaba por la zona y no dudó en aparcar el coche y el trabajo para rescatar víctimas, (por el tono de su relato se nota que Julián después de lo vivido también es “víctima”). Los que vivieron aquellas horas lo hacen sin elevar mucho la palabra, como si temieran no haber hecho lo suficiente. Luego el tren avanza hacia El Pozo. Los vagones tienen dos plantas, la de arriba parece la cabina de un viejo DC-3 con la bóveda curva y la chapa metálica, conservan un aire de película futurista de los años treinta si no fuera por los extintores que dan una nota de color a un gris predominante. Por las ventanillas entra una luz clara, diáfana, ideal para pintar cuadros de ángeles celestiales barrocos. El exterior es una alternancia de imágenes de polígonos industriales con amplias extensiones de campo, algunas zonas son huertos cultivados que a estas alturas guardan el silencio del campo en el invierno. Antes de llegar a la parada de El Pozo el tren pasa por un puente que deja abajo un río de aguas oscuras y árboles que podrían figurar en un cómic de aventuras góticas. Más adelante el convoy chirría hasta detener su marcha, y una vez que se abren las puertas parece que resopla cansado por el esfuerzo contenido. Los bancos de hierro de El Pozo donde esperan los viajeros fueron entonces usados como improvisadas camillas que transportaban heridos en un continuo viaje de ida y vuelta entre los amasijos de chapa. Isabel, igual que Alberto, esa mañana escucharon las explosiones porque viven muy cerca. Ella, estudiante de Económicas, se quedó en casa y Alberto se acercó para echar una mano pero no le dejaron pasar porque ya bastante tenían con el desorden del atentado como para dejar que todos los curiosos se mezclaran por la zona. Alberto dice no tener miedo, Luís tampoco aunque admite que tuvo suerte porque aquel día le tocaba librar, en otro caso hoy estaría para contarlo. Peor destino tuvieron dos vecinos de María del Mar que madrugaron para coger el tren de la muerte haciendo inexacto ese refrán que afirma que al que madruga Dios le ayuda. El precio hasta Atocha es de cinco euros con diez céntimos, curiosamente te garantizan la ida y la vuelta. No ocurrió así el 11 de marzo de 2004. En el destino aguardan las mismas escaleras mecánicas que estaban atestadas de gente cuando la segunda bomba hizo explosión, algunas televisiones emitieron esas imágenes que muchos tienen presentes. Otros sencillamente prefieren no hablar porque no les apetece rememorar lo que vivieron, supongo que pasaría igual si alguien quisiera preguntar a los que Robert Capa fotografío en las lanchas de desembarco ante las playas de Normandía. Saben que hoy es otro aniversario porque hay cámaras de televisión y algunos extraños nos hemos colado en sus vagones para hacerles preguntas, pero ellos hacen este trayecto cada día, suyo es el luto y a ellos les corresponde si quieren el silencio. Mañana volverán a pasar por el torno del acceso a los andenes, volverán a esperar de pie la apertura eléctrica de las puertas de los vagones. Ellos, los viajeros habituales, son los que hacen que esta crónica de madrileños no acabe en vía muerta.

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El mayor “pille” del mundo

marzo 9th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Todo cartel de circo es un homenaje a la “parada de los monstruos”. En una misma imagen se mezcla la mujer barbuda con el domador, la trapecista que suele estar mollar con un músico, y también aparece el tragafuegos que luce torso de romano que a su vez se cachondea de los bigotes del director de pista que mira de reojo a los enanos toreros. En esos carteles hay de todo como dice la publicidad del metro, cabe hasta un alcalde. A Gallardón le va como a Gómez de la Serna el tirón por el circo, cualquier día le veremos dando una charla subido a un elefante como hacía el gran surrealista español. Seguro que ha soñado con ser el hombre bala que entra en la séptima planta de Génova con una capa de salvador de las circunstancias, y un casco con gafas de aviador antiguo.
Y así como en el circo hay domadores de caniches y forzudos que pueden con tres caballos, hay listillos que se tragan los papeles ardiendo de Hacienda y no se les quema el gaznate. Tal es el caso de Pere Pinyol que se las ingenia para tributar lo mínimo gracias a una S.L. que le da la vida; eso, lo que no se vayan a comer los leones que lo disfruten los cristianos. Tampoco es que sea una práctica poco habitual puesto que fuera del circo hay mogollón de S.L. (somos España S.L.), lo que canta es que Gallardón haya caído con el truco y consienta hacer el pago a una sociedad cuando lo suyo es contratar personas físicas y no jurídicas, (o al menos que el Ayuntamiento no ampare ganapanes de trapecio). Solbes debería ir más al Price y menos a esos desayunos donde le vacilan con la dimisión de Bermejo y le ponen los dientes largos.
El gerente del Circo Price pudiera ser el mejor mago del mundo y de ahí que se haya sacado una desgravación especial delante de las narices del alcalde. Pero le han pillado el truco, origen de “tomatina” informativa que se le viene encima hasta que no explique lo de su S.L. De la Delegación de Hacienda sale un aullido como los que hacía Charlie Rivel cuando tiraba de la banqueta hacia el centro de la pista.
Esta vez la letra es: “había una vez un cisco”, que no un circo porque para ser payaso reconocido hay que tener otra categoría. Los hay que maquillan las cuentas y luego le quieren poner una nariz roja al papelito del IVA trimestral.

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Cesar Antonio de Molina se condecora

marzo 8th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Antes de que España fuera del Barça o del Madrid, del PSOE o del PP, de rojos y de nacionales, mucho antes existió la España de Juan y la de José, (Belmonte y Joselito “El Gallo” respectivamente). Y es posible que desde que a José le cogiera el toro en Talavera de la Reina no haya habido otro enfrentamiento racial, e intelectual, de mayor altura. Hablar de goles, o de crisis en las bolsas, después de escuchar los piques entre Belmonte y Joselito resulta de una vulgaridad carpetovetónica insoportable, pero nadie dijo que las especies evolucionaran hacia mejor necesariamente.
La autoridad pertinente ha tenido por gala un desconocimiento enorme del mundo taurino hasta llegar a nuestros días cuando el Ministerio de Cultura premia con la Medalla de Oro de las Bellas Artes a Francisco Rivera Ordóñez, una noticia que ha sido recibida con gran alborozo en la Casa de Alba y en el palacio veneciano de Armani. Un gritito de satisfacción entre modelos y otros miembros del sindicato de cócteles y pasarelas de modelos con música de “chill out”, a más de uno le habrán tenido que destapar el frasquito de las sales.
Lo que hace el ministro es buscarse a un torero famoso para ponerse a su lado en la foto, por ese camino podría premiar a Tom Cruise. El Ministro no busca reconocer el arte sino hacerse una foto con el muñeco de la tarta. Por lo tanto se entiende el malestar de José Tomás y Paco Camino que han devuelto sus medallas porque lo suyo es otra forma de entender la tauromaquia. Ya quisiera Francisco Rivera tener las muñecas de Paco Camino o los tobillos de José Tomás.
Olvida el ministro que en los toros también hay mucho de escalafón y que la antigüedad hay que respetarla porque se construye a base de tardes de miedo, silencios, respeto y aplausos. Cuenta más la necesidad burocrática de cumplir con la entrega de unos premios anuales antes que valorar el sentir de este espectáculo que nos mete en la noche de los tiempos; no hay nada más antiguo que los toros y nuestra relación con ellos. Siglos de tauromaquia para no saber todavía si es el toro el que torea al hombre, o al revés.
Confunde César Antonio de Molina la entrega de una medalla a un colectivo tan serio como los toreros con un reparto de diplomas en un crucero. Tomás y Camino nunca habrían aceptado compartir cartel con quién no les honra, Morante de la Puebla tampoco.
Alguien le ha dicho al ministro que tenía que lucirse en esta faena pero ha pinchado en todo lo alto, en el mismo hueso. Eso le pasa por maletilla inconsciente. A Molina le han dado un revolcón por ingenuo.

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Valor se le supone

marzo 8th, 2009 - Sin categoría - Sin comentarios

Por: RAFAEL MARTÍNEZ-SIMANCAS

Aitor G.R., transexual nacido en Porcuna, (Jaén), quería ser soldado de Caballería pero un médico militar le humilló diciéndole que se bajara los pantalones para ver por dónde meaba, como si las condecoraciones se impusieran en el escroto. La perseverancia de Aitor ha conseguido una heroicidad sin entrar en combate, ni derramar sangre, ha logrado que el Ejército admita a soldados que carezcan de pene, (parecerá una grosería pero era condición necesaria estar dotado de cataplines para vestir de caqui y poder enseñarlos en cuantas revisiones se produzcan, como si fueran una caries).
Carmen Chacón ha tenido que modificar dos artículos del reglamento que eran tan absurdos como obsoletos, uno relativo al pene y otro en el que se habla de alteraciones en la tensión arterial. Se podría pensar que como las vocaciones castrenses han descendido tanto está la cosa como para mirar en la entrepierna en lugar de las capacidades.
Lo cierto es que Aitor podrá ser un soldado de Caballería, si aprueba el acceso, y lucir con orgullo el uniforme que ha deseado desde que era un niño. La “testiculina” no tiene nada que ver con la vocación castrense, el ejemplo del general Custer nos dice que también los machotes sucumben ante los indios.
El Gobierno ha tenido que corregir, ¡ar!, Carmen Chacón ha puesto firme al reglamento que por eso es “generala”. Ese médico militar tan antiguo tendrá que hacerse a una idea de los bemoles que le puede echar alguien, que no tiene pene, cuando cree en un sueño y está convencido de conquistarlo.

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