Mis laberintos
noviembre 11th, 2008 - General - 6 ComentariosEl saber claro que ocupa lugar. Hay veces en las que guardo información y se me cae por un pliegue del cerebro que ignoro siquiera su existencia. Entonces me pregunto y cojo la linterna del pensar y me pongo a recorrer pasillos de la memoria, y me encuentro con puertas, más puertas, algunas cerradas, otras están abiertas y salta un gato. No me gustan los gatos pero cada uno tiene la memoria como puede. Y mientras pienso dónde estará me encuentro con otra idea que pensé que estaba abandonada, y me aparecen figuras extrañas como en el final de “Encuentros en la Tercera Fase”. Por ahí anda el día en el que saludé a Rajoy en el Congreso de Valencia, o cuando vi a Franco de lejos cuando era niño. Está la primera vez que sentí vergÌenza y la primera vez en la que tuve consciencia de llegar tarde, y aquel día en el que pensé que nunca llegaría la noche. Están mis compañeros de patio, mis amigos, mis entrañables golfos de instituto y cancha de baloncesto… muchos de ellos señores de decencia probada y corbata de doble nudo. Y una clase de Derecho Internacional anda dando vueltas como una digestión pesada, entre la niebla de lo que nunca quise ser. También hay bocas y risas, algunas tienen todavía el tacto caliente del ahora mismo. También unos tipos feos, muy feos, vestidos de oscuridad rigurosa.
En mis laberintos hay voces y gente que no se les reconoce hasta que no te han clavado la primera puñalada, porque los malos también ocupan. Digo yo que algún día tendré que subir al trastero de la memoria a poner orden, y lo haré con el último disco de Chucho y Bebo Valdés.

Mis laberintos dan vueltas, vueltas, y luego tienen escaleras. Pero siempre estás tú, en todos los pliegues de mi conciencia.
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